Para entrar en tema de sublimación, antes que nada se debe conocer lo que es un mecanismo de defensa. Según el psicoanálisis, los mecanismos de defensa son herramientas psicológicas desarrolladas por el yo (ego) para solucionar conflictos que existen entre las exigencias de los instintos y la necesidad de adaptarse al mundo real.
¿Qué es la Sublimación?
La sublimación es considerada un mecanismo de defensa maduro, que permite a un individuo canalizar las pulsiones o estímulos (generalmente de contenido sexual o agresivo) y conducirlos a una conducta socialmente aceptada.
Este término fue postulado por Sigmund Freud, quien basaba gran parte de sus teorías en la explicación de la sexualidad de los individuos. Él relacionaba la sexualidad con la capacidad de desarrollarse, comunicarse y evolucionar como cultura.
Este mecanismo de defensa reemplaza entonces el propósito original por un fin asociado socialmente aceptable y en algunos casos hasta bien visto. Algunas actividades de sublimación son, por ejemplo, las expresiones artísticas y la investigación intelectual. La sublimación busca, por lo tanto, aliviar la tensión que vive el individuo internamente.
¿En qué momento se activa este mecanismo de defensa?
Naturalmente, la sociedad siempre impone de manera casi doctrinal, un comportamiento adecuado que puede variar entre diferentes culturas. Como resultado, algunos individuos continuamente están reprimiendo ciertas conductas para adaptarse al medio en el cual viven. Aunque está aprobada la represión de algunas conductas, en ocasiones los límites impuestos por la sociedad pueden privar el buen desarrollo. Y este es el motivo por el cual algunas personas enferman.
La sublimación es, por lo tanto, un mecanismo de escape a la constante atadura dictada por la sociedad. El proceso ocurre espontáneamente, inconsciente y sin intervención de la voluntad, mediante las condiciones adecuadas que ofrezcan soluciones intelectuales y creativas.
¿Qué tan sana es la sublimación?
A diferencia de la represión la cuál es otro mecanismo de defensa, la sublimación cuenta con la particularidad de desarrollar y permitir canalizar las pulsiones de una manera que puede no verse relacionada directamente, característica que fomenta otras actividades. Por otro lado, la represión bloquea, reprime e impide la canalización de las pulsiones. De esta manera, el uso correcto de la sublimación evita mecanismos neuróticos como la represión antes mencionada.
Como una válvula de escape para la energía sexual y la agresividad acumulada, la sublimación presenta los siguientes beneficios:
- Defensa adecuada del Yo, permitiendo la satisfacción de las pulsiones por medio de actividades socialmente aceptadas.
- Desarrollo de habilidades artísticas, deportivas, intelectuales, entre otras, como medio de desahogo.
- Canalización de emociones y sentimientos anteriormente reprimidos.
- Representa una herramienta para desarrollar y adaptar el Yo con respecto a las diferentes exigencias que se presentan durante la vida.
- Permite reparar lo anteriormente dañado por pulsiones destructivas.
- Según Melanie Klein, la sublimación puede enfrentar de manera sana el estrés, la ansiedad, las amenazas, los peligros y los retos de la vida.
Ejemplos cotidianos de la sublimación
1. Arte
Como ya se mencionó con anterioridad, unas de las maneras más comunes en la que se expresa este mecanismo de defensa es mediante el arte. Freud reconoció que es capaz de darle al individuo la satisfacción suficiente para saciar sus pulsiones. Sin embargo, el arte como mecanismo de sublimación presenta una contrariedad y es que no es viable para todos al verse restringida solo para un grupo privilegiado. Aun así es uno de los de los más importantes pues, para aquellos que gozan de su uso, significa un método de autoliberación donde pueden liberar sus deseos más internos y retenidos.
Leonardo da Vinci fue el objeto de estudio original en el cual Freud basaría su postulado de sublimación. Este estudio lo llevó a deducir que para llevarse a cabo es necesario que la libido se retire del Yo, sea desexualizado y luego desplazado hacia actividades no sexuales.
2. Deporte
Se sabe que, para aquellas personas con un elevado grado de agresividad, la práctica de deportes como el boxeo, karate, kick boxing, entre otros, puede funcionar como un mecanismo de sublimación. Su empleo puede liberar el estrés acumulado por la represión de las pulsiones, al liberar endorfinas. Además desarrolla aspectos como la disciplina, el respeto, la sana competencia y puede alejar de hábitos perjudiciales para el individuo.
3. Actividades que requieren minuciosidad y precisión
Para personas con trastorno obsesivo compulsivo, ansiedad, depresión, puede ser de especial ayuda la sublimación a través de actividades como la investigación, resolución de acertijos y rompecabezas, entre otras actividades que demanden especial atención. Esto permite a los individuos aliviar las tensiones y generar satisfacción.
4. Videojuegos
Aunque por mucho tiempo no estaban bien vistos por gran parte de la sociedad y hoy día aún permanece el pensamiento de que son perjudiciales. Los videojuegos representan para muchos un método especial de sublimación. La posibilidad de desligarse completamente, concentrarse en un mundo que te ofrece ciertas libertades que no podrías conseguir en la cotidianidad, es, sin lugar a dudas, un respiro para muchos. Cabe mencionar que además de esto también estimulan la agilidad mental, desarrollan la creatividad, la capacidad de adaptación a diferentes estímulos, la resolución de problemas y en algunos casos hasta el pensamiento crítico y la toma de decisiones.
5. Estudio, investigación y actividades laborales
Existen diferentes tipos de pulsiones. Generalmente se asocia la sublimación como un control de las pulsiones de tipos sexuales o agresivas, sin embargo como en el caso de Johann Friedrich Dieffenbach un reconocido cirujano alemán, quien en su niñez frecuentaba cortar la cola de los perros. Este comportamiento tan poco habitual puede ser vinculado muy fácilmente con una personalidad psicópata. En este preciso caso se observa el uso de la sublimación a nivel de estudios y ciencia para satisfacer un comportamiento evidentemente rechazado y sustituirlo por uno socialmente aceptado y admirado como lo es el oficio de cirujano.
Postura de autores con respecto a la sublimación
Sigmund Freud
Freud fue el autor original del postulado de la sublimación como mecanismo de defensa del Yo. Sostenía que uno de los más aspectos superiores de la especie humana, la cultura, para su conformación establecía normas que, en muchos casos, limitaban al individuo en la expresión de sus instintos. Para Freud, la sublimación estaba dirigida especialmente a canalizar las pulsiones de la sexualidad permitiendo al individuo sustituir la poco sana represión por una más adecuada y que a su vez fomentaba el desarrollo de otras habilidades, la sublimación. Por lo tanto Sigmund consideraba la sublimación como un signo de madurez al permitir un comportamiento funcional satisfactorio para el individuo y socialmente aceptado.
Harry Stack Sullivan
Dentro de la corriente psicoanalítica, el psicoanálisis interpersonal definido por Sullivan, se entiende como sublimación a la sustitución que da como resultado una satisfacción parcial pero con amplio rango de apoyo social en contraste con algo que podría ofrecer un gran placer pero no estaría bien visto a nivel social. Enfatiza que aunque no se quiera realizar, sería la única manera de conseguir algo de satisfacción sin mantener una conducta disruptiva dentro de la sociedad.
Carl Gustav Jung
Jung sostuvo, en contraposición a Freud, que la sublimación no era un proceso tan voluntario ni lógico. Consideraba la sublimación como algo místico procedente de la naturaleza. Para el psicoanalista suizo, la sublimación no tenía como fin satisfacer las demandas de la sociedad ni adaptarse a ellas sino un objetivo mucho más misterioso.
Jacques Lacan
Lacan relacionó la sublimación con el concepto de “La cosa”, lo que representa una de las características que definen a la condición humana. En concreto “la cosa” es el vacío que experimentamos como seres humanos e intentamos rellenar por medio de experiencias, relaciones y objetos. Aclarado el término, el psicoanalista francés sostiene como sublimación al hecho moralmente inaceptable transformado en un producto aceptado de contenido artístico, científico o cultural, con la finalidad de reducir ese vacío que llevamos como humanos.
Por eso para Lacan, conceptos como ciencia y religión tienen la intención de llenar ese hueco que se tiene. Buscan responder, ya sea mediante la investigación científica o la teología, a todas aquellas incógnitas que tenemos.
La defensa del Yo representa una armadura a la integridad psicológica del individuo. La existencia de mecanismos de defensa como este permite el desarrollo normal del mismo mientras que al mismo tiempo mantiene sus particularidades intactas y protegidas de las exigencias de las sociedades. Así como también, en algunos casos puede proteger a otros de sus propios instintos.
Hay que recordar que, como con cualquier otro mecanismo de defensa, el uso excesivo de la sublimación lleva a hábitos no saludables. La existencia de este y cada uno de los diferentes mecanismos son necesarios pero cuando se expresan demasiado conducen a resultados patológicos que afecta tanto al individuo mismo como a aquellos que lo rodean.